25.2 C
Asunción
miércoles, mayo 8, 2024

Héroe cassavetiano: Agapito Valiente

Más Leído

Paranaländer hace una reseña del libro “Agapito Valiente. Stroessner kyhyjeha. Reconstruyendo la vida de Arturo López, el partido comunista paraguayo y a la columna Mariscal López” (2019) y trae algunas aspectos peculiares de la vida del guerrillero biografiado.

 

Por: Paranaländer

 

 

“Era cerca de un cementerio de una compañía entre Piribebuy e Itacurubí. Estaba detrás de un montículo, a pocos menos de la carretera, que une ambos pueblos. Ya a eso de las 11 y 30 hs. de la noche, escuché una tos débil a más o menos 30 metros, que me parecía en la calle, entonces salí a la calle con mi bulto, creyendo que era Aguilera, seguí la calle, diciendo despacito nuestro santo y seña, pero no me contestaba, y escuché unos cuchicheos. Me di la vuelta al notar eso y al caminar de regreso unos pasos, y al preparar la pistola, ya me alumbraron con linterna, como a diez metros, les disparé tres tiros, se apagó la linterna, y comenzó un tiroteo infernal. Me corrí hacia el lugar donde estuve, pasé por debajo de una alambrada y me alejé de allí”.

Agapito Valiente es el alias principal del jefe de la columna Mariscal López de la FULNA, Arturo López, nacido 18 de abril de 1920 en Ka’undy, compañía de Barrero Grande (hoy Eusebio Ayala), en una familia liberal de burguesía rural (el lema de su padre es genial: “la patria murió en 1870”) y asesinado el domingo de 17 de mayo de 1970 en el kilómetro 43 en los campos de Ypacaraí entre desvío de San Bernardino y el actual Camping Club Casagrande, después de recibir 15 disparos y ser pisado por las ruedas de un jeep. Desde una valijera de un coche negro del propio Gral. Patricio Colmán, que le había armado la trampa mortal, se defiende y dispara llegando herir al siniestro general, que según leyenda terminará muriendo de las secuelas de las balas de Agapito recibidas en su abdomen, recordando la muerte de Lenin, que se dice también murió de las secuelas del atentado de Fanni Kaplan. Si Colmán es asociado a Lenin, en su muerte, el autor del libro Mariano Damián Montero (Buenos Aires, 1976), asocia la muerte de Agapito con la del santo par excellence de la revolución romantizada: El Che. Convierte a Agapito en una suerte de Che’i parawayensis. Las querencias del historiador se transparentan en cada uno de los epígrafes de cada capítulo, donde se repiten machaconamente Rafael Barret, El Che, Benedetti, etc., amigos de la ruta revolucionaria latinoamericana. El único que me pareció simpático, de Sumo, la letra de la canción Divididos por la felicidad, que marca el capítulo más traumático de la historia del PCP (Partido Comunista Paraguayo), la de su división en la línea Soler-Barthe (pro-soviético) y la línea Creydt-Agapito (pro-chino). Hay otras firmadas por Lincoln Silva, sobrino directo del guerrillero barrereño.

Agapito era petiso, morocho, robusto, desdentado por las innúmeras torturas sufridas, de pelo rizado, chorori, medio de kamba, de profesión olero, luego profesor normal vestido de perramus, cédula de identidad 79646, miembro del partido comunista paraguayo, formado militarmente en la URSS, el guerrillero parawayensis era pro-guarani como todo hombre de la campaña (tradujo al guarani la sección de la Reforma Agraria del Proyecto de Programa de Liberación Nacional) -a diferencia de Creydt que nunca lo habló-, barrereño (en esa zona me dicen aún hoy es considerado un héroe cultural), con un aura de tener payé y capacidad de convertirse en perro para zigzaguear a la policía. Un dato para esta relación Che y Agapito, el propio volumen  del libro “Agapito Valiente. Stroessner kyhyjeha. Reconstruyendo la vida de Arturo López, el partido comunista paraguayo y a la columna Mariscal López” (2019), que tiene más de 650 páginas, unas 6 veces más que la bio que Andrew Nickson dedicó a Oscar Creydt, por 30 años Secretario General del Partido Comunista Paraguayo, mientras Agapito era apenas un póra durante el estronismo, por su vida clandestina, y después incluso por los escraches del PCP, que lo redujo al anonimato y silencio después de acusarlo de agente provocador y reaccionario, ha merecido tal hinchazón letrística.

El libro tiene sus filias y fobias: reivindica la historia oral, hace pito catalán a la academia, es pro-Rafael Barrett, anti-Creydt (lo defiende contra los ataques del PCP pero lo vapulea en sus ninguneos a Agapito y le tiene un profundo descrédito en sus historias con el Che y compañía), pro-peronista, anti-PCP (que realiza una segunda muerte de su biografiado), pro-Che, anti-estalinismo…

Reducir 650 páginas en 3 párrafos es utópico o milagro de sci-fi. Me limito aquí a transcribir algunas apuntes de marginalia: su perfil del columnista comunista tampoco se reduce a una idealización hollywoodiana (entre sus defectos, señala uno partidario, para todo comunista solo otro comunista es gente, confiable, etc., es decir está dotado de las virtudes necesarias para la ética revolucionaria), en 1970 eran más o menos 500 personas del PCP las fichadas y reprimidas, el libro me recuerda mucho al Chabrol de Nada(1973) -donde los policías son ridículos y los guerrilleros lamentables y el director declara su punto de vista sobre el tema, coincidiendo con el autor de la novela de Manchette: la violencia de la extrema izquierda y la violencia represiva estatal son los extremos de una misma pinza-,  inconsciente hay dos miradas sobre el Che grotescas o negativas: una, en la reacción de Agapito al Mensaje de la Tricontinental (1967) del Comandante al no incluir a los paraguayos entre los pueblos que luchan en América Latina, y otra, en el affaire de los 10 mil dólares para la formación de un movimiento guerrillero del FULNA donados por El Che que terminó en la cuenta corriente de un febrerista desleal llamado Baudo Franco (“No les perdono, no el robo, sino que no hayan matado al febrerista” dijo el Che luego en Praga), la definición de “texto Frankenstein” al Relatorio del PCP, línea Miguel Ángel Soler, donde acusan a Agapito de la caída de CML, que el Che hoy no podría escribir en Twitter donde hay censura previa del fomento al odio, “el odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo”, los herederos de la línea Creydt, como Julio Mandelik, chulearon al autor de la biografía y nunca dieron su versión de los hechos narrados en el libro, Agapito como héroe cassavetiano porque duda como los protagonistas del cineasta americano, la frase más sangrante del libro. “cuando triunfe la revolución”,  ¡el desprecio de Stendhal!, el PCP histórico nunca otorgó a las mujeres roles importantes, “la crítica de las armas” (Una pintata clandé en 1956 en Asunción), la formación intelectual de Agapito por el PCB consistió en una sopa preparada con “¡Qué hacer” y “El estado y la revolución (Lenin), más Marx-Engels, pareja santa, “Principios elementales de filosofia (Politzer) y “Reportaje al pie del patíbulo (Julius Fusik),   Paraguay como tierra de maestros de la tortura: Patricio Colmán aún coronel en 1956 horrorizaba a los agentes de la CIA con sus métodos “mengelianos”, alfabetizar es politizar, el guerrillero como holgazán…

 

Más Artículos

Últimos Artículos