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viernes, abril 19, 2024

La apocalíptica cuarta espada del comunismo  

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Paranaländer se pone a revisar un reportaje sobre el recientemente fallecido guerrillero peruano Abimael Guzmán (1934-2021), un hombre que nunca lloró, impávido con su espada comunista de la verdad.

 

Por: Paranaländer

 

No, Abimael no se llamaba así en homenaje a uno de los jinetes del apocalipsis. Sorry. en el fondo es decepcionante la crónica-reportaje de Roncagliolo (con semejante apellido, casi nos dormimos todos), pues tiene el metejón de querer escribir gua’u no sobre el terrorista sino sobre el hombre, el humano, el de la emociones cotidianas, etc. Spoiler, nunca aparece tal cosa incognoscible, of course, apenas el ideólogo tout court las 24 horas de su vida supra ideológica, es decir, matar -sobre todo a campesinos y a gente pobre- en nombre de la sacrosanta revolú…La cuarta espada del comunismo, el gonzalismo tras el marxismo-leninismo-maoísmo, tiene una teleología atroz y reiterativa. La humanidad burguesa de Abimael Guzmán, camarada Gonzalo, presidente Gonzalo, autor del pensamiento Gonzalo, iniciaba y terminaba con los cigarrillos marca Winston que fumaba. Y la psoriasis que padecía (al igual que Ezequiel Martínez Estrada), pero no porque le produjera alergia el peronismo sino, sospechamos, quizá por la oligarquía limeña. La guerrilla senderista, y su respuesta de la contrainsurgencia gubernamental, dejó un saldo de 70 mil muertes. Ambos se reparten fifty fifty las culpas y las víctimas. Les dejo fragmentos del libro “La cuarta espada” (2007) del novelista peruano Santiago Roncagliolo, y un video donde Abimael Guzmán baila “Zorba el griego” con la cúpula senderista.

Abimael Guzmán (Vídeo de Zorba el Griego) Completo – YouTube

“—Señor Guzmán, si yo quiero hacer una revolución, ¿qué me aconseja que lea?

—Échele un vistazo a mi biblioteca, sé que ustedes la incautaron. Debería empezar por la Historia de la Filosofía de Dynnik, que no es difícil. Luego, la obra completa de Marx y los cincuenta y siete volúmenes de las obras de Lenin, que conservo en dos ediciones diferentes. Después Stalin, que es más fácil, sólo siete tomos. Y finalmente los cuatro de Mao. Hay un quinto, pero fue editado post mórtem y está cargado de revisionismo. Puede prescindir de él.

Sendero siempre afirmó con orgullo que el 40 por ciento de sus cuadros eran mujeres. Las fuentes policiales las sindican como líderes de los comandos de aniquilamiento.

Un manual de entrenamiento contrasubversivo de la policía peruana describe así a las senderistas: «Son más determinadas y peligrosas que los hombres, tienen conductas absolutistas, y se consideran capaces de desempeñar cualquier misión, poseen la dicotomía de la debilidad y la dureza, son indulgentes, sumamente severas… explotan al prójimo, son impulsivas y arriesgadas».

Basado en su figura, Nicholas Shakespeare escribió una novela que John Malkovich llevó al cine. Javier Bardem hacía de Benedicto Jiménez, pero en la película se enamoraba de la bailarina que cuidaba al líder terrorista. No me puedo imaginar a Jiménez y Maritza enamorados. No era muy buena película, la verdad.

PASOS DE BAILE de John Malkovich – YouTube

Le pregunto por el libro de Robin Kirk sobre las mujeres de Sendero. Creo que es un libro bastante ecuánime, que no las deja mal paradas. Pero a Aída tampoco le gusta. Dice que está lleno de mentiras.

Otra de ellas me da la mejor explicación que he escuchado en mi vida sobre por qué las mujeres de la sierra son sumisas y las de la selva, calientes: «En la sierra, la tierra es dura de labrar, árida. Se necesita fuerza para cultivar. Por eso las mujeres necesitan un hombre. Por muy miserable que sea el marido, no pueden soltarlo. Tiene que aguantar todo. En cambio, en la selva, la tierra es mejor y hay más agua. No necesitan a los hombres. Por eso tienen esa fama». El coronel Jiménez, un hombre irónico y consciente de su victoria, no le tenía tanto miedo a la camarada Miriam: «De vez en cuando hasta bromeaba con ella. Una vez le pregunté: “Oiga, señora Iparraguirre, pero el señor Guzmán está ya un poco viejo. ¿Le funciona todavía o no funciona?”. Ella se rió. Me dijo: “Ay, comandante. Usted no entiende el amor en el comunismo. No necesariamente es algo físico”».

Calificó a su ex líder de «felón, burgués, psicópata, farsante, parásito, traidor, cobarde, estalinista trasnochado y dogmático». Según él, en los setenta, Guzmán expulsó a todos los viejos líderes del partido para manipular a los más jóvenes. «Todos los izquierdistas éramos mariateguistas en los setenta. Guzmán decía serlo, pero Mariátegui era sólo el caramelito para atraernos. Luego nos quitaba el caramelito y quedaba él.» Según su versión, Guzmán fue purgando a todos los viejos del partido y se quedó con los más jóvenes, los más manipulables. «Yo vi la asamblea, y ahí descubrí la mediocridad de los mandos senderistas. Guzmán sostuvo una nueva versión de sus famosas leyes históricas. Dijo que el siglo XX había sido el de la ola de la revolución mundial, pero que el XXI conllevaría un repliegue estratégico en todo el planeta. Entonces, era necesario un acuerdo de paz.

«Guzmán admite errores y excesos. Un error fue el atentado de Tarata: el coche bomba estaba dirigido a una avenida abierta, donde habría causado menos daño. Pero se estropeó dos calles antes, y lo tuvieron que abandonar en una calle muy estrecha. La onda expansiva destrozó todos los edificios cercanos. No estaba previsto así. En cambio, un exceso fue dinamitar el cadáver de María Elena Moyano.»

—Las escuelas contrasubversivas a principios de los 80 eran tres: la americana, que venía del napalm, consistía en arrasar todo el terreno esperando que los terroristas desaparecieran con él, la israelita se basaba más bien en aniquilar selectivamente a mandos medios; y la francesa, acuñada en Argelia, añadía un poquito de trabajo político.

«Guzmán me dijo que esperaba estar en un escritorio, leyendo y escribiendo. Dijo que quería darle herramientas al pueblo para defenderse de la globalización. Él se considera un intelectual. Cree que pasará a la historia, y que será recordado como un héroe».

Su viejo amigo de Huamanga, Oswaldo Reynoso, también prepara un libro sobre sus años de juventud, pero no quiere hablar de él. Los presos senderistas se distinguen claramente de los demás reclusos, incluso en un sentido étnico. No son tan andinos como los reservistas del ejército ni tan blancos como los del MRTA. La mayoría son mestizos con formación universitaria y acento de provincia. La psicología senderista también presenta rasgos especiales: el más llamativo es su sentido casi monacal de la existencia.  Muchos me preguntaban si había leído a Mariátegui, porque, de lo contrario, no me consideraban digno de sostener una conversación con ellos.

—El señor Guzmán ha leído su novela. En una de ellas me pidió su novela, y yo se la hice llegar.

—Aprecia que, por primera vez, un autor hable de nosotros sin insultarnos. Pero considera que es demasiado neutral. En este tema hay que definirse, hay que tomar posición.

Carlos me había contado que, al principio, las mujeres de Sendero no mostraban ningún tipo de marca de género. Su obsesión por la igualdad era tal que se negaban a pintarse o vestirse femeninamente. Él recuerda una fiesta de Año Nuevo en que súbitamente las encontró maquilladas, con faldas, incluso con ganas de bailar. Para él, ése fue un punto de inflexión, una señal de que empezaban a comportarse menos como revolucionarias.

— A Abimael lo conocí después, en el año 73. Me habían hablado mucho de él, así que asistí a una charla que ofreció sobre el Partido Comunista. La charla duró 6 horas. Al final, yo fui la única que hizo una pregunta. Pregunté por qué el Partido Comunista no había hecho la revolución. La respuesta duró 4 más.

Pero lo mismo que les daba fuerza era su mayor debilidad. No pudieron controlar el amor, el odio, la traición entre sus líderes: Iparraguirre y Abimael, Abimael y Feliciano, Juárez Cruzatt y su novia, Osmán Morote, todos cedieron a impulsos afectivos de atracción o rechazo mutuo no previstos en la ideología. Es imposible barrer, repudiar, aplastar lo que ellos llaman individualismo pequeño-burgués y los demás llamamos humanidad”.

 

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