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lunes, abril 29, 2024

Sobre la representación de los gimnasios

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Derian Passaglia escribe sobre los gimnasios, Aira, Seinfeld, los powers rangers y Catherine Fulop.

Durante la pandemia, en el monoambiente de la calle Agüero, me puse a hacer cardio. No sabía lo que era «cardio» hasta ese momento, como tampoco sabía lo que era la “masa madre”. Abría Youtube, buscaba ejercicios que se pudieran hacer en casa, hasta que encontré a Fausto Murillo y mi vida cambió para siempre. Fausto Murillo es un profesor que hace gimnasia en vivo por las redes y repite frases motivadoras que dan ganas de comerse el mundo. «Arriba, guerreros», «tú puedes, guerrero», «eres un guerrero», dice Fausto Murillo mientras completa su rutina de sentadillas bañado en transpiración.

La guerra de los gimnasios es una novela de Aira del año 93. Es una de las primeras novelas que leí de Aira, o la primera, y cada día me gusta más. Tuvieron que pasar quince años para que me gustara. ¿De cuántos libros se puede decir lo mismo? En su momento la odié. En un gimnasio del barrio de Flores hay dos bandas de chinos que se tienen bronca. Se pelean hasta romper todo, como en las mejores novelas de Aira de esa época, su mejor época. No recuerdo otra novela donde se involucre un gimnasio como escenario, y esa es una gran virtud de Aira: atrapa el presente a través de sus símbolos más representativos. Los gimnasios se pusieron de moda en la década de los ochenta y noventa.

Me di cuenta de esto viendo un video de una influencer española en Instagram, y después con un capítulo de Seinfeld, una de las mejores series de risa que practica un humor que llamo «humor de villa crespo». Elaine se anota en un gimnasio. Lo atiende una chica con calzas de colores pasteles, el pelo teñido de rubio y duro de fijador como Axl Rose. A ese gimnasio va John F. Kennedy jr. y Elaine, ni lerda ni perezosa, se lo quiere levantar. Los gimnasios tienen algo de exhibición, de pura ficción del cuerpo.

En los Power Rangers, serie de mi infancia, también suele aparecer un gimnasio. Ahí van Jason y Kimberly, pero no Billy, porque Billy era el nerd. Qué linda era Kimberly, con su pelo lacio y suave, sus ojos brillantes. ¿Todavía la amo? Quería que fuera novia de Jason, el power ranger rojo, y no del verde que aparecía cada tanto con aires de líder. El power ranger verde tenía un arito en la oreja y el pelo largo atado con colita.

En los años ochenta, María Amuchástegui tenía un programa de gimnasia en la tele. Dice Wikipedia que fue la precursora del aeróbics en la Argentina. Cuenta la leyenda que en un programa se le escapó un pedo en pleno ejercicio y a partir de ahí no se pudo recuperar. Antes de ir a la escuela, en la adolescencia, no podía dejar de mirar los movimientos de cintura de Catherine Fulop en Fox Sports, en el programa Catherine 100%. Esta nota no tiene remate, y lo que me pasaba viendo a Catherine en plena rutina de ejercicios queda a la libre imaginación del lector.

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