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viernes, mayo 3, 2024

Las claves para entender el impasse político en el que se encuentra el Ejecutivo

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Análisis pormenorizado del frustrado intento de juicio político y de las dificultades que debe afrontar el Poder Ejecutivo.

De manera sorpresiva, en la noche del miércoles, el diputado Basilio “Bachi” Núñez anunciaba desde su cuenta de Twitter el apoyo por parte del cartismo al juicio político, que habían decidido iniciar las fuerzas de la oposición. Así, daban su visto bueno a la remoción tanto del vicepresidente como del presidente de la República, allanando el camino para entregar el poder, ganado en las urnas, a Blas Llano del PLRA.

Sin embargo, en la mañana del jueves la situación dio un giro 180 grados. La embestida quedó desactivada y se evidenció que la articulación destituyente estaba lejos de haberse concretado y que no era más que una aventura de cúpulas. Enseguida se dio a conocer la falta de un apoyo más amplio de la oposición en el Senado (ya que no se sumaron PDP, Hagamos ni PQ) y, también, el hecho de que los diputados efrainistas empezaron a titubear, ante la posibilidad de que su enemigo interno logre acceder a la presidencia y se quede hasta 2023, según una polémica jurisprudencia. Sin embargo, lo decisivo fueron los desacuerdos en la bancada cartista.

A Marito no salvó Cartes sino el sentimiento colorado

En este sentido, se ha instalado en algunos sectores de la opinión pública el mito de que “a Marito lo salvó Cartes” para, supuestamente como dijo Celeste Amarilla, resolver sus problemas judiciales ante la captura de Messer. Esta especulación no resiste a la fuerza de los hechos.

El fracaso del juicio político obedeció a dos hechos. En primer lugar, la desactivación se dio porque partidos minoritarios en el Senado (que sumados, juntaban casi 10 bancas) se negaron a respaldar la aventura de la doble acefalía, descartando la posibilidad de que la iniciativa prospere en la cámara alta.

Por otro lado, en la cámara baja, se les había bajado a los diputados de Honor Colorado una orden de dudoso acatamiento. Una vez más, Horacio Cartes no comprendió la dimensión sociológica de las bases partidarias.

Esto lo expresó muy bien el diputado cartista Walter Harms con sus duras críticas al senador Sergio Godoy: “es por su falta de contacto con la ciudadanía colorada. Él [Godoy] es un senador de traje y corbata de la capital. Nosotros que estamos en el Paraguay profundo tenemos que recoger lo que opina el afiliado del partido, somos colorados. Y no le caía nada bien al pueblo colorado que nosotros le saquemos al Presidente y al Vicepresidente y alcemos a un liberal”, declaró según el diario Última Hora.

En esta frase se resume una realidad que va más allá de la voluntad de los líderes: por poderosos que sean, el peso de la pertenencia partidaria es el que sustenta a la ANR hace más de 100 años. Desconocer esta lógica social del coloradismo llevó a varios dirigentes a estrellarse. Pensemos en la candidatura de Blanca Ovelar o en la de Santiago Peña: tanto Nicanor como HC creyeron que su apuesta política era más verdadera que el sentimiento popular.

Imponer candidaturas que no conecten con la fibra emotiva del electorado colorado cuesta caro. Y lo mismo puede suceder si se intenta desplazar a un correligionario favoreciendo a un opositor de otro color político.

¿Qué queremos decir con esto? Que al Ejecutivo no lo salvó ni Cartes, ni la cúpula de la ANR ni la oposición. Al Ejecutivo, por ahora, lo sigue salvando un difuso sentido de pertenencia que late en las bases partidarias del coloradismo. Por eso la bancada cartista se dividió y, una gran parte de sus integrantes desacató la orden de su Jefe político.

Los escenarios que se abren ante una eventual salida del vicepresidente

Si la articulación del juicio político fue frágil y careció, además, de una atmósfera que le dé consistencia – pues no hubo movilizaciones ciudadanas ni protestas masivas y, mucho menos, clima de agitación en las calles- la crisis que originó este tsunami político no ha sido resuelta. La agitación no sobrepasó los límites de las redes sociales, pero el gobierno continúa en un impasse.

El vicepresidente está siendo acusado por los medios de prensa de haber traicionado a la Patria y de estar envuelto en un caso grave de tráfico de influencias, de dimensiones internacionales ya que involucraría a la familia de Jair Messias Bolsonaro. Esta situación es complicada porque continúa amenazando directamente al presidente de la República.

Marito se encuentra en un laberinto cuya salida no parece ser fácil de encontrar. Si Hugo Velázquez es destituido por juicio político, como piden los medios y sectores opositores, su puesto quedará vacante y, tal como manda la Constitución, se deberá llamar a elecciones para cubrirlo. Una nueva persona, probablemente ajena a la cuestión del “acta secreta”, llegará al Ejecutivo con el respaldo de los votos, esto es, con una renovada legitimidad que debilitaría aún más a la figura presidencial.

Ahora bien, si este supuesto vicepresidente fuese colorado, habría más estímulos entre sus correligionarios para barrer al actual presidente y ubicar en su lugar al recientemente ungido por las urnas. De esta manera, la ANR continuaría en el poder.

Si por el contrario, accediera a la vicepresidencia un opositor (por ejemplo, un liberal), tendríamos una reedición del escenario “Yoyito Franco vicepresidente”. Recordemos que en el año 2000, Franco (PLRA) fue electo vice, derrotando a Félix Argaña (ANR). Yoyito presionó desde dentro del Ejecutivo para desplazar a su superior. Finalmente, esto no sucedió porque el coloradismo defendió en el Congreso a una persona de su mismo signo partidario.

El hipotético inicio de un escenario eleccionario de resultados inciertos es beneficioso para Velázquez.

El Ejecutivo, en tanto no dé un golpe de timón y vuelva a convencer a la ciudadanía, depende del sentimiento colorado.

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Foto de portada: El País

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