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domingo, mayo 19, 2024

Diario de ¿Qué es la literatura?- Parte 14

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Derian Passaglia prosigue sus anotaciones sobre ¿Qué es la literatura? de Jean-Paul Sartre.

Jueves, 7/07 17:27

“Los salones literarios han adquirido un vago aspecto corporativo (…) a medida que se aparta de la vida, el arte vuelve a ser sagrado”. Puede que en líneas generales Sartre esté envejecido, o hable de un mundo que no tiene nada que ver con este, pero a veces tira unas cuantas postas.

El escritor se vuelve un parásito. Necesita el favor de los grandes para salir de su propia clase, y así termina creyéndose la encarnación de la nobleza. El parasitismo como estilo de vida del escritor. Ey, Sartre, algunos trabajamos (aunque mentalmente quisiéramos parasitar).

El escritor encuentra nobleza solamente en tres ocupaciones: el amor (mujeres, hombres y otros géneros), viajes y consumo. Lo del consumo no lo dice explícitamente, eso lo agrego yo pero es lo que se entiende.

 

Lunes, 18/07 21:34

Sartre cita “El vidriero” de Baudelaire para decir que el escritor “cultiva esos impulsos destructores” que aparecen en el poema. Me toca de cerca. Mi papá es vidriero. Alguna vez escribí mis propios poemas inspirados en “El vidriero”. Sartre hace que me dé ganas de releer el poema de Baudelaire.

Baudelaire empieza reflexionando sobre la utilidad y la inutilidad: hay almas contemplativas, dice, y almas propensas a la acción. El escritor, asume, es contemplativo. Sale a la calle y al primero que ve es a un vidriero. Sin que el vidriero le haya hecho nada, inmediatamente lo odia. Le dice al vidriero: “¿Cómo? ¿No tiene cristales de colores? ¿Cristales rosa, rojos, azules; cristales mágicos, cristales de paraíso? ¿Habrá imprudencia? ¿Y se atreve a pasear por los barrios pobres sin tener siquiera cristales que hagan ver la vida bella? Y le empujé vivamente a la escalera, donde, gruñendo, dio un traspiés”. Y al final le grita: “¡La bella vida, la bella vida!”.

Lo primero que ve Baudelaire al salir de su departamento, en París, es a un trabajador. Y lo desprecia, y lo cree indiferente a la belleza y a la verdad. Pero hay belleza en el vidrio: no es fácil de manipular, exige precisión, cualquier mal movimiento y la carne se abre en dos, y se ve blanca. Tiempo después llega la sangre.

 

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