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viernes, noviembre 22, 2024

La vida legendaria de una poetisa japonesa medieval

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En esta entrega, Paranaländer nos habla de la poetisa japonesa Ono no Komachi (825–900 d.C) quien vivió durante el período Heián. De su vida poco se sabe y se han tejido muchas leyendas. Es considerada una de las mejores exponentes del Waka (poesía japonesa).

Por: Paranaländer

¿Será que lo vi

por haberme dormido

pensando en él?

De haber sabido que era sueño

no habría despertado. 

Ono no Komachi

Su leyenda nos dice que fue una poetisa de Heian del siglo IX que reúne talento y belleza en la misma persona dentro del seno de la Corte Imperial. Sin embargo, esa fama y popularidad pronto derivan a otra, la de una “mujer fatal” que causa sufrimiento a los hombres y aparece la imagen de una vieja empobrecida y pordiosera como consecuencia de aquella vida insidiosa de su juventud.

La primera leyenda se refleja en Sōshiarai Komachi. En esta obra, la imagen de Komachi es la de la poetisa triunfante superior al rival al quien se enfrenta en la competición de waka en la corte. La historia cuenta que Ōtomo no Kuronushi, uno de los Rokkasen (Seis santos de la poesía) elegidos por el compilador de Kokinshū, Ki no Tsuyayuki, intenta burlarse de Komachi y humillarla haciendo trampa. Su estrategia consiste en espiar a Komachi mientras ésta compone su poema. Lo escribirá en un libro de Man’yōshū como si de antiguo poema se tratase. El día de la lectura, Kuronushi la denuncia como plagiadora delante de todos los cortesanos. Sin embargo, Komachi responde a esta maldad pidiendo que lavase la página con el agua, lo que causa el corrimiento de la tinta y el poema desaparece. Así se demuestra que se trata de una acusación falsa y Komachi es alabada y reconocida como gran poetisa.

En la segunda leyenda, se encuentra fuera de la corte y lleva una vida triste y solitaria. Sin embargo, la fama de excelencia de la poetisa sigue viva en la mente del emperador y, al no encontrar remedio mejor para subsanar la sequía prolongada que sufre el país, envía un emisario a Komachi para que haga el uso de su poder milagroso con su poema. La poetisa accede a la petición del soberano y declama el siguiente poema:

¡Oh, grandiosos dioses del cielo!

Si contempláis esta tierra seca,

¡que os levantéis a recorrerla sobre las nubes

para abrir la llave del río del cielo!

La rogativa hace efecto y se produce un diluvio sobre la tierra. En esta leyenda se revela la atribución del poder mágico de las palabras conocido como kotodama, así como la capacidad de la poetisa para obrar milagros. Se detecta en este sentido la creencia ancestral del poder de las miko, sacerdotisas sintoístas (incluyendo a Komachi entre ellas), que han dejado diferentes testimonios a lo largo de la historia japonesa.

La tercera leyenda es la de una mujer fría e insidiosa reflejada en Kayoi Komachi. Esta obra de teatro recoge la relación turbulenta entre su pretendiente, el capitán Fukausa, y Komachi. Ante la petición de mano del capitán, Komachi reacciona con frialdad. Le pide visitarla todas las noches hasta cien para acceder a su deseo, pero el último día para cumplir con la promesa, el capitán cae enfermo y no puede acudir al palacio de Komachi. La obra de teatro presenta al fantasma del capitán que expresa su rencor hacia Komachi e intenta vengarse de ella en la escena, pero gracias a la ayuda de las plegarias del bonzo que visita el lugar, los dos consiguen alcanzar la paz espiritual.

Su poema más famoso, usado por Kyoka Izumi en uno de sus relatos góticos, dice:

¿Él apareció

porque me quedé dormido

pensando en él?

Si tan solo hubiera sabido que estaba soñando

nunca me habría despertado.

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