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sábado, mayo 11, 2024

El inconveniente de haber nacido

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Paranaländer se refiere al libro de Emil Cioran (1911-1995), Del inconveniente de haber nacido, publicado en 1973, y comparte una selección de aforismos, forma que tomaron las intervenciones de este poeta y filósofo, pesimista y cínico, quien manifestaba su rechazo a los sistemas filosóficos por medio de la ironía.

Por: Paranaländer

“Solo al insensato le parece un bien la vida”

Hoy día haciendo un balance rápido de mis relaciones con los libros a lo largo de unos 30 años queda decir en esta columna que, de aquella primera época en que empecé a acumular libros a mi alrededor, solo me quedan dos probablemente: Los hermanos Karamazov (versión Cansino Assens, en formato pocket book y hojas de biblia) y, éste del cual quiero hablarles hoy, El inconveniente de haber nacido (Con foto pegada  a la portadilla de una metalera teutona , regalo de amiga menonita precozmente fallecida)…Dostoievski y Cioran.

En 1989-1990 aún respetaba el implícito canon hegemónico del que hoy he abdicado: Nietzsche (versión Ovejero y Mauri), chau, Borges, chau chau…Casi toda la French Theory, que leí mucho en los 90’s, arrumbados al tacho del olvido: Deleuze-Foucault-Derrida (Quizá salvaría aquí a Baudrillard, Serres -que estuvo en Paraguay en esa década de gran auge neoliberal-, y algún otro más como ese ininteligible y oscuro Laruelle).

Sin embargo, libros de la era colegial, apenas hojeados o vislumbrados en su santa inmovilidad bibliotecaria, recién ahora he osado atacar con gravosa lujuria y glotonería reprimida: Viaje alrededor de mi cuarto (De Maistre), Memorias de Ultratumba (Chateaubriand), Memorias Póstumas de Bras Cubas (hoy tengo conmigo la misma primera edición en español, la de Fondo de Cultura), El Tedio de Taine…

Fui fulminado por este meteoro negro un largo día aburrido más en la oficina en que laburaba en la época final de Stroessner como office boy: un volumen adquirido en el quiosco sobre Palma. La caída en el tiempo. Fatalidad estelar. Busqué de inmediato todos sus libros desde ese flechazo. El inconveniente lo conseguí en una feria del libro que se hacía entonces en el museo del ejército o algo así, allí al costado del viejo Cabildo…

El título solo ya da para escribir sobre él y sus alusiones infinitas cientos de páginas. Aparece en tutti quanti: Teognis de Mégara, Calderón, Lermontov, Yeats, Swift, Goethe, Leopardi, Sófocles, Job…

Sus latigazos me han devuelto a la arena de la vida más de una vez. Terapéutica revulsiva, extrema. Ensayos de no autoayuda infalibles…

Les dejo con un puñado de aforismos que aúnan ironía, iluminación, amargura, en suma, filosofía no para colaboracionistas de la boludez:

“La inconsciencia es una patria, la conciencia, un exilio”.

“Una sola cosa importante: aprender a ser perdedor”.

“Las revoluciones son lo ‘sublime’ de la mala literatura”.

“Occidente: una podredumbre que huele bien, cadáver perfumado”

“Mi visión del futuro es tan precisa que, si tuviera hijos, los estrangularía”.

“Ninguna palabra puede esperar otra cosa que su propia derrota”

“En un libro de psiquiatría solo me interesan lo que dicen los enfermos; en un libro de crítica, las citas”.

“Haber naufragado en alguna parte entre el epigrama y el suspiro”.

“Regla de oro: dejar una imagen incompleta de sí mismo…”

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